viernes, 31 de julio de 2009

Aquella Pelirroja...

En un restaurante donde siempre servían como postre fruta fresca, trabajaba un enanito de ojos grandes y muy feito. Le gustaban las rosas rosas.

Todas las tardes iba a la iglesia arrepentido porque le gustaba mirar de forma atrevida a una chica de cabello rojo y pechos pequeñitos. A esa chica le gustaban las margaritas, pero no las flores, sino las bebidas, era muy borracha, tanto que cuando había bebido de más, veía al enano hermoso y le decía que parecía un ángel, pero cuando ya se encontraba sobria, el enano le invitaba una copa y ella lo veía con tal horror que miraba su reloj y salía corriendo a tomar café con sus amigos.

Entonces, el enano, decepcionado y triste buscaba a su única amiga, una cabra morada, ojona y fea y le contaba sus penas mientras tomaban un helado.

Un día, llegó al restaurante la chica de pelo rojo, acompañada por un escorpión azul y chimuelo, bebieron muchas margaritas y se besaron. Fue entonces cuando el enanito, muy triste, se fue en su auto por la carretera, para olvidar a la pelirroja de pechos pequeñitos.