jueves, 24 de septiembre de 2009

Cosillas de la pelirroja

El Hombre de la Risa y el Olvido

Con pasos largos caminaba cadenciosamente con dirección a la estación San Cosme del Metro. No sólo los hombres, también el sector femenino se distraía para mirarla, mientras ella lamía su helado de chocolate, que como era su costumbre, los martes compraba, invariablemente en la equina de Ribera de San Cosme y Rosas Moreno.
A introducir su boleto en el torniquete de entrada, sonrió amablemente al policía que custodiaba el orden y atrayendo más miradas se dirigió al andén.

Después de mirar su reloj repetidas veces y habiendo dejado marchar varios trenes, la bella pelirroja abordó por fín a las 19:00 hrs. como siempre lo hacía, en la puerta que habitualmente elegía para ir hacia el área del vagón de su preferencia.

Ahí estaba él. No fallaba, sentado en el mismo sitio. Vestía de forma sobria en tono sepia y leía o fingía leer las páginas amarillentas del “Libro de la Risa y el Olvido” de M. Kundera. De manera “accidental”, la niña de fuego se colocaba muy cerca del hombre y buscaba tocar, muy sutilmente, con la puntita de su plateada zapatilla, la punta del mocasín de aquel sujeto que ansioso esperaba el evento que se repetía cada semana sin mediar palabra alguna entre ellos.

Fernando pertenecía a esa clase de hombres que pasan inadvertidos para la mayoría de la gente, sin embargo y fijándose bien, su particularidad consistía en que su mano izquierda sólo tenía dos dedos, el índice y el medio, con los cuales tamborileaba sobre su muslo una imaginaria cancioncilla, mirando fijamente aquel zapato femenino la veintena de veces que la insistente mujer tocaba el suyo. Por su parte, Greta Williams, disfrutaba aquella nada común práctica erótica, pero lo que más llamaba la atención es que mientras él se aplicaba con la tonadilla de los dedos, ella no le quitaba la vista a esa peculiar mano, pasando de pronto la lengua por sus sensuales labios, hasta bajarse de manera apresurada en la estación Pino Suárez, para dejar ensimismado en la misma página del libro al taciturno Fernando que desde ese momento comenzaba a pensar en el martes siguiente.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Quejas de un pobre diablo

Desde la redacción de este pabellón 4 del averno, les envío un caluroso saludo, pues a falta de trabajo he decidido manifestar mis inconformidades con ustedes, simples mortales, quienes últimamente se han dado a la tarea de echar abajo la prosperidad de mi negocio, pues rara vez llegan a mí descarriadas almas.
Pero…¿a qué viene todo esto? Pues resulta que después de concienzudo análisis y de quemarme algunas neuronas, caigo en la cuenta de que ustedes, si, ustedes, se han encargado de afectar a su servidor, ¿cómo lo hacen? haciendo circular por todo el planeta una serie de textos entre los internautas incitándoles a portarse bien, a ser buenas personas, a ser positivos. Por ejemplo: “No te quejes por tu bajo salario, eso es señal de que tienes un empleo”, “Sonríe a la vida y vive con optimismo, recuerda que lo que siembres es lo que cosecharás”, “Dale gracias al divino Ser (mi competencia) porque respiras, cuando otros hoy no despertaron”, “Sé bueno y ayuda los demás sin esperar nada a cambio” “Aprecia la naturaleza y disfrútala, no necesitas nada más”, “Ante cualquier adversidad, debes tener buena actitud y dar de ti el 101%” y otras miles de sugerencias para ser buenos niños y pregunto ¿y yo qué? nadie piensa en mí, si sigo así seguramente me mandarán a llamar del SDUPM (Sindicato de Diablos Unidos Por el Mal) tengan compasión de mí… además por que quieren negar su lado oscuro, nadie es bueno, bueno, bueno, pero tampoco hay alguien que sea malo, malo, malo, ni siquiera yo, que comparado con Hitler, Francisco Franco, Hanibal Lecter Chávez y Bush me miro de soslayo y me enternezco al mirar que a veces en lugar de mi tan temida pata de cabra, se asoma, tímida una dulce patita de hamster, así que por favor agarren la onda y pequen, pequen aunque sea de vez en cuando, no quieran engañarse pensando que son unos clones de Tere la de Calcuta o de San Martín de Porres porque no les queda.
¡He dicho!
El Sátiro Satanás

Quejas de un pobre diablo

sábado, 19 de septiembre de 2009

Ave Fénix

7:19
Hoy no tengo palabras porque el recuerdo duele.
Los edificios se convierten en tumbas,
cada piedra aprisiona,
los teléfonos callan,
los semáforos se apagan,
las historias y sueños quedan rotos.
No sabemos hacia dónde ir
con nuestro grito ahogado, los ojos muy abiertos,
las cabezas bajas y las manos ensangrentadas.


Por los desaparecidos, por los huérfanos,
por los escombros del alma, por los héroes anónimos,
por la solidaridad de propios y extranjeros,
por todo esto y por lo que no puedo expresar,
hoy derramo una solitaria y callada lágrima,
porque hoy estoy de luto.

viernes, 18 de septiembre de 2009

INFORME

INFORME
En el rubro de los amores confieso que he amado con la furia de una tormenta de balas.
Pero también es cierto que amé con la candidez del ciego que oía el murmullo de las olas, mientras en realidad, del otro lado, machacaban esmeraldas a martillazos.
Sin embargo, todo es mejor que no sentir.
También suele ocurrir que la llana realidad rebasa nuestras ganas de soñar, pero el secreto para mirar sin temores el mar, es
“No quedarse inmóvil y salva al borde del camino”
* *Benedetti

martes, 15 de septiembre de 2009

Especulaciones

EL HUBIERA NO EXISTE…

Hoy 15 de septiembre, su emancipado diablo de cabecera, o sea yo, el Sátiro Satanás, he amanecido en medio de un ardoroso fervor patrio y desayunando un pozole bien caliente, como lo amerita el caso, y sabiendo bien que el hubiera no existe, me pongo a especular sobre lo siguiente:

1. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de que los españoles conquistaran México, los mexicas lo hubieran hecho con España?

2. ¿Los españoles festejarían su independencia por haberse liberado de gandallas como Moctezuma, Cuauhtémoc, Cuitlahuac, Hidalgo, Morelos, Mina, Iturbide y otros más que ahora sólo dan nombre a las estaciones del metro?

3. ¿Los españoles se sentirían orgullosos por tener como idioma el impuesto náhuatl?

4. ¿Los iberos sentirían algo distinto a lo que sienten hoy cuando se pasean frente a sus hermosas catedrales si supieran que están debajo de unas pirámides y templos donde se practicaban sacrificios humanos para mantener con vida a los dioses?

5. ¿Los españoles adorarían a Tonantzin, a Huitzilopochtli, Tláloc y todos los demás, haciendo peregrinaciones a sus templos?

6. Y ¿Qué pasaría si ahora cuando se enfrentan en un partido de futbol, el Real Madrid, el Barcelona y el Tenerife, tuvieran en las tribunas gritando a una bola de canijos en náhuatl ataviados con penachos y taparrabos y el juego fuera con una pelotita de caucho que sólo pudiera ser tocada con las caderas para ser metida en unos aros de piedra, a sabiendas que los que ganaran terminarían en las aras del sacrificio?

Híjole, creo que ahora si se me metió el chamuco, ¿o serán acaso los ocho tequilas que me bebí para inspirarme?

Sin embargo, después de varios siglos y habiendo intercambiado a Lorca, Casona, Valle Inclán, Dalí, Ortega y Gaset, Serrat, etc. con Sabines, Sor Juana, Juan Ruiz de Alarcón, Paz, López Velarde, Diego Rivera, José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, etc., creo que es hora de limar asperezas.

¡Salud y Viva México!

Sabia equivocación

Nueve de la mañana. Mientras le pego el último mordisco a mi cruasán del desayuno, observo desde mi mesa a una pareja que discute acaloradamente. Ella, contenida, escucha los argumentos que él expone a voz en grito:

-Te equivocaste, reconócelo, te equivocaste, y eso -concluye blandiendo su dedo acusador-, no te lo permito.

-¿Quién eres tú para permitirme o no, equivocarme? -contesta ella airada-. Tú tienes la culpa de todo. Si no lo hubieras propuesto, ahora no estaríamos en este lío.

-Díselo tú -ordena él.

-¿Por qué yo? -replica ella.

Y en ese rifirrafe de acusaciones mutuas consumen como si nada un bocadillo de equívocos y responsabilidades evaporadas, salpimentado de miedos. Una vez digeridos, se levantan y sin llegar a ninguna conclusión útil desaparecen por la puerta. ¿Por qué hay tanto miedo a equivocarse y a asumir la culpa como un nuevo camino para avanzar o rectificar? ¿Cuántas acciones se quedan en meros proyectos por el solo temor a que tal vez no sean los correctos?

Mientras mantengamos vivo el fantasma del miedo a equivocarnos, a no arriesgar ni un ápice, nuestros pies y cerebros permanecerán sembrados en la parálisis. Acomodados en la poltrona de la facilona certidumbre. ¿Cuántas grandes realidades mundiales, cuántos maravillosos experimentos con final feliz tuvieron su base en la posibilidad de errar? Una equivocación responsable termina siendo en muchos casos la vía más sabia.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Desvarios Insomnes

DESVARIOS INSOMNES

1 Ayer tuve nostalgia, tuve ociosidad
y fui a buscarte en el recuerdo…
pero no te encontré…
sólo había astillas y eran tan pocas
que no pude encender ningún fuego.


2 A veces siento que camino en redondo
y siempre llego al mismo lugar,
sin embargo y quizá a pesar mío,
me vuelvo de vez en vez y miro
la niñez cada día más lejos.


3 Un día pedí que si te ibas lo hicieras en silencio.
Luego me arrepentí, porque no me di cuenta
cuando lo hiciste y ahora…
creo que te sigo esperando.


4 Tengo el firme deseo de olvidarte,
pero cada vez que te aviento dardos con curare
te instalas con tu hamaca en mis neuronas.

Agradecimiento

Otra vez la pelirroja...

Aquí les dejo otro espisodio de los avatares de la Pelirroja de pechos pequeñitos

CONDONES AUTOGRAFIADOS
Estando sentado en una de las bancas de la plaza Río de Janeiro, el grito del vendedor ambulante de periódico me rescató del momentáneo ensimismamiento en el que me encontraba. El hombre, armado con un megáfono portátil, vendía como pan caliente los diarios en el mismísimo lugar de los hechos -¡Enteeerese cómo el famooooso gooordo Lopereeena se quitooooó la vida por cuuulpa de uuuna pelirroooja que lo despreciooooó! Realmente picado por la curiosidad, busqué unas monedas en mi bolsillo y me dispuse a hojear lo que en realidad era una gacetilla y no el diario habitual.
Los terribles acontecimientos habían sucedido la noche pasada al interior del edificio conocido en la zona como “La Casa de las Brujas”, quizá porque en su arquitectura había pequeños rasgos de castillo medieval. En aquella construcción habitaban algunos personajes un tanto excéntricos, entre ellos un elegante calamar, dedicado en cuerpo y alma al saxofón y a las drogas y por supuesto, el famoso y ahora difunto “Gordo Loperena”, un hombre maduro, en exceso callado que cargaba sobre sus pies unos ciento cincuenta kilos de peso y que hasta el día anterior había sido director de una compañía de teatro con cierto prestigio.
Hacía algunos meses vivía en uno de los departamentos una linda chica pelirroja con exuberantes caderas y pechos pequeñitos, quien, según se especulaba, era la perdición de cuanto hombre se enamoraba de ella. La extravagante pelirroja se hacía llamar Edna Hunter, aunque todos sabían que tenía la costumbre de cambiar su nombre cada que se le ocurría.
De acuerdo a los testimonios de los vecinos, la chica vestía siempre con unos diminutos pantaloncillos que apenas cubrían sus firmes glúteos, calzada con altas plataformas siempre plateadas; su maquillaje era simple, pero contundente: los labios y las cejas en color violeta contrastando con el fuego de sus cabellos. La exótica joven trabajaba a un lado del Hotel Savoy, en una condonería donde se expendían un sinnúmero de modelos de preservativos, dentro de los cuales destacaban algunos estampados con la figura de Kalimán, un héroe de historietas tocado con un ridículo turbante. El éxito del negocio consistía en la seriedad con la que la joven atendía a sus clientes y siempre que lo solicitaran, firmaba con su nombre la caja de preservativos.
De regreso a su departamento, todas las noches, nuestra protagonista cepillaba su cabellera asomada a la ventana, orientada justo frente a la de Loperena, quien invariablemente la observaba simulando leer el periódico.
A decir de Ifigenia del Alba, la inquilina tarotista del apartamento 13, Edna Hunter, después del ritual con su melena, disfrutaba acariciándose muy lentamente y siempre con los dedos meñiques, sus púberes pezones, ante la mirada absorta de su obeso vecino, hasta que pasada la media noche, ambos se retiraban a dormir para repetir aquella silenciosa rutina al anochecer siguiente.
La tarde del jueves, la chica había roto la monotonía del juego, pues llegó ebria y acompañada por un desagradable escorpión azul y chimuelo con quien de vez en cuando se reunía para tomar algunas margaritas y besarse, quizá para olvidar su incapacidad de relacionarse con gente normal.
Cuando encontraron el cadáver del director, desangrado en su bañera, hallaron también, a un lado del espejo, una cajilla de condones firmada con el nombre de Ana Evans y por el otro lado unos trémulos garabatos con la leyenda: “Lo insoportable de compartirte …”

viernes, 4 de septiembre de 2009

¡Qué Bonito es lo Chiquito!

Este diablo panzón que les escribe bajo el seudónimo de "el sátiro satanás", ha tenido la oportunidad de viajar por varios lugares de este tan contaminado planeta, pero haciendo un recuento de lo visitado, caigo en la cuenta de que "como México no hay dos" aunque nos resulte trillado.
Pues sucede que sólo en este territorio de Mexicas la gente abusa, de una manera por demás deliciosa, de los diminutivos, lo cual, lejos de molestar a los interlocutores, le imprime a la plática una calidez de que sólo somos capaces en este pueblo de Dios (perdón por el comercial a favor de la competencia). Es así como hasta en nuestros relatos literarios encontramos ese sello: " En un lejano pueblito, en lo alto de una pequeña colina, había una casita de madera habitada por una viejecita, quien todas las tardes, acompañada de su nietecito, tomaba cafecito que servía muy calientito en unos jarritos típicos de la región..." ¿A poco no somos así? niéguenlo, mexicanos, haber si se atreven, si hasta este, su diablo particular, tiene a su madrina Lupita, y cuando la visito su discurso es más o menos el siguiente: "pásale m' jito, que la lluviecita está bien tupidita, vamonos pa' la cocinita para prepararte unas quesadillitas con una salsita de rechepete. No te quedes ahí, diablo de muchachito, ya verás como te calientas con un cafecito, y cómo está tu mamacita? jálate ese banquito,no te quedes ahí parado como soldadito..."
Ya comprenden por qué digo: ¡Qué bonito es lo chiquito!
Pues bien, en esta lluviosa tarde me gustaría invitarles un chocolatito con unos churritos que mmmm. Abur...

La Cacareada Independencia

Si febrero loco y marzo otro poco; si mayo lleno de fechas que lo único que pretenden es promover el consumo; septiembre no podía quedarse atrás, es por ello que se vienen al cerebro del sátiro Satanás algunos dardos de reflexión, por ejemplo: ¿Festejamos los mexicanos el mes de la patria, porque la patria no es importante en otro espacio del calendario? ¿Será acaso que nuestra mexicanidad sólo somos capaces de expresarla asistiendo a la feria a marearnos más de lo que nos marean los gobernantes con sus mexicanos discursos, o más aún, no será que este mes patrio también se convirtió en pretexto para que palenqueros, restauranteros, dueños de juegos mecánicos, molenderas y demás hagan su agosto un mes después?
Te preguntarás a qué nos conduce todo esto; la respuesta es: a la simple divagación, que es arte de todos los mexicanos en cualquier momento.
Resulta por demás curioso que al formular a una veintena de cuates algunas preguntas referentes a la tan cacareada Independencia de México, solamente el que fue abanderado en su escuela primaria contestó correctamente cuestiones esenciales del acontecimiento.
Con esto, este diablete no quiere decir que como mexicanos seamos caso perdido, pero si me doy cuenta que somos ciertamente "olvidadizos". Sin embargo podemos mencionar el aspecto positivo: recordemos cómo el 19 de septiembre de 1985, los mexicanos de la capital se volcaron a las calles dando lo mejor de si mismos con el único objetivo de ser útiles, sin que alguien se los haya solicitado.
En fin... Por todo esto, por los héroes de los que no sabemos ni los datos elementales; por Hidalgo, del que pocos saben cómo y cuándo murió; por Mina, del que sólo dos supimos que se llamaba Francisco Javier; por los ricos buñuelos; por el tequila; por el pozole; por los mariachis y por tantas cosas más...

¡VIVA MÉXICO CA...NIJOS!