Queridos pecadores y pecadoras, seguidores de este su diablo particular:
En algunos lugares hoy se festeja el "día del niño" así que no quise dejar para después lo que ahora puedo hacer y desde temprano reflexioné sobre algunas cosillas que seguramente todos ustedes, al igual que yo guardamos en el baúl etiquetado con la palabra infancia, ¿Se acuerdan cuando lanzabamos al aire frases tan retadoras como "el último en llegar es huevo podrido" o cuando para solicitar tiempo fuera en el juego expresabamos "pido" y automáticamente nos revestíamos de inmunidad; y qué sabroso era tomar decisiones simplemente diciendo "chinchampú" o el equivalente "piedra, papel o tijera" y si no, pues el socorrido "de tin marín...",
y quién no grito como becerro en el matadero cuando alguien nos pasaba el estigma diciendo simplemente "tú las traes", no sabíamos ni qué traíamos, pero qué divertido.
A poco ustedes nunca rompieron relaciones diplomáticas con un contundente "cortalas"; y ante los retos más difíciles la inquisidora frase " ¿te vas a rajar? o el sexista "niña el que se raje".
¡Qué tiempos aquellos cuando nuestros peores enemigos eran el agua, el shampoo, el peine y el cepillo de dientes!
¿Nunca les pasó que lo que no nos gustaba de la comida, se lo dabamos discretamente a la mascota más cercana? ¿y esas inolvidables y clandestinas excursiones a la alacena para robarnos los caramelos y galletas?
Vaya, si ustedes creían que el Sátiro Satanás no tuvo infancia, supongo que ahora les queda claro que no fue así, por lo tanto, les recomiendo que no sólo en días especiales dejen salir ese pequeño diablo que todos llevan dentro, sáquenlo siempre, atrévanse a jugar con el tiempo, o ¡SE VAN A RAJAR?, piensen que como buenos pupilos míos, tal vez se les cumpla llegar al averno y si no saben jugar con el tiempo, no podrán con la eternidad.
Estas palabras las dedico muy en especial a Beth, la pequeña y simpática niña de las trencitas con lacitos color rojo diablo.
¡FELIZ DÍA DEL NIÑO!